viernes, 26 de abril de 2013

sentados o de pie


Sentados o de pie, 9 poetas en su sitio es un hermoso libro de pastas duras en color almagre recientemente publicado en Valladolid por la Fundación Jorge Guillén. Se trata de una selección de poemas pertenecientes a un grupo de poetas más o menos vallisoletanos y aproximadamente de la misma generación. Yo soy uno de ellos, debo admitirlo, y entre nosotros hay tantas afinidades como diferencias. Incluso me atrevo a decir que, cada uno, en su poesía (como en su vida) tiene no pocas diferencias consigo mismo. Sin embargo, eso no evita que nos llevemos bien. El día que nos hicimos la foto de familia, unos sentados y otros de pie, a medida en que se enlazaban las bromas y las conversaciones, ya en el restaurante, y pedíamos más ribera y la risa saltaba de un extremo a otro de la mesa en viaje de ida y vuelta.... empecé a acariciar la peregrina idea de que ese grupo bien podría emprender un gira por España, como hacen las bandas de rock, o como hacían en otros tiempos las compañías de teatro. Ahora lo veo con toda claridad. Bastaría con un microbús bien acondicionado –dotado de buena música y mueble bar incluido–, un chofer de confianza, un itinerario estudiado y un programa de actuaciones razonable. Llegaríamos a las ciudades –tal como se habría anunciado en la radio y demás medios locales– a la caída de la tarde, en eso que llaman los operadores y cineastas ‘la hora bruja’. Sería cosa de vernos bajar del microbús a los nueve, con nuestro representante o apoderado a la cabeza, y lo haríamos como los jugadores del Madrid o del Barça cuando llegan entre las ovaciones de los aficionados a tal o cual ciudad. La poesía goza de una gran simpatía popular, y de un halo entre romántico y bohemio que facilita los encuentros y consiente ciertas liberalidades... por un día. O por una noche. Así pues, entre unas cosas y otras, no cabe descartar que tuviéramos nuestras propias groupies, jóvenes entusiastas de la poesía... y de los poetas de mediana edad. Las ‘actuaciones’ del grupo tendrían lugar, ya en horario nocturno, en clubs de jazz, en pasarelas de moda súper pijas, galerías de arte conceptual, minicines reconvertidos, palacetes del XIX abandonados por sus dueños y tomados pacíficamente por la PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca) y por las brigadas poéticas de la ciudad. También habría una sesión golfa y semiclandestina (opcional), a celebrar de madrugada en garitos inconfesables y clubs de carretera. Ahí algunos brillaríamos con luz propia, aunque fuera prestada (como la dentadura de Vargas Llosa). Veo que me falta espacio. Quizá el próximo viernes este post tenga un continuará. Por el momento, solo declarar aquí los nueve nombres del grupo por su orden de fotografía. Sentados, y de izquierda a derecha: Carlos Medrano, Mario Pérez Antolín, Eduardo Fraile y Luis Ángel Lobato. De pie: Luis del Álamo, Luis Díaz, Luis Santana, Javier Dámaso y yo mismo. Ah, el apoderado y responsable de la edición responde al nombre de Antonio Piedra, personaje de la noche sobradamente conocido en garitos, universidades y comisarías. 

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