viernes, 1 de agosto de 2014

agosto

     Había escrito un post nada veraniego ni hedonista sino todo lo contrario. Pero teniendo en cuenta que con esta entrada me despido hasta septiembre, no me parece que ese texto sea lo que los asiduos a este blog se merecen y esperan. En dicho escrito hablo de política, y eso, aquí y ahora, no es lo más apacible ni deseable del mundo. Al leerlo me he dado cuenta de que se me nota bastante el enfado, y hasta un puntito de rencor, como si en lugar de estar escrito con V de verano lo estuviera con V de vendetta. Inevitablemente, he recordado la lección de Ambrose Bierce: "Habla cuando estés enfadado y harás el mejor discurso que tengas que lamentar." De todos modos, escrito está; lo dejo en el congelador, por si, más adelante, con la rentrée, decido sacarlo a pasear. Pero hoy no. Hoy prefiero playa, arena, espuma, sal, cuerpos gloriosos, azul ilimitado... 'Il dolce far niente' sería quizá un buen título para esta sugestiva propuesta de molicie y regodeo en los pequeños y grandes placeres de este mundo. Agosto. Todo está permitido. Los dioses andan sueltos. La luz del mediodía fulge con brillo de metales preciosos. La espuma de las olas llega hasta el templo de Afrodita y baña sus pies, extremeciéndose. Dionisos se prodiga abundoso y jovial e invita a la siesta y la modorra. Surgen sirenas de ojos verdes y doradas cabelleras que se agitan salpicando los sueños. Después, a la sombra de la higuera, leer un rato a Brines, y otro a Seferis, antes de decidir qué hacer con la puesta de sol y qué nos ponemos hoy para salir. Ya vendrán luego las primeras estrellas, tan gruesas, tan húmedas, como abiertas granadas a pedir de boca. Algo parecido a esto último escribí en un poema, hace ya algunos veranos. En fin, mis queridos lectores y lectrices, os deseo buenos viajes, mañanas de gloria, atardeceres de belleza, pasión que no falte, lecturas provechosas, gratos paseos, contemplación a mares... Y descanso, mucho descanso.