Definitivamente, se ha vuelto inviable
entender la realidad si no nos servimos de algún filtro o artefacto que nos
permita descodificarla, hacerla inteligible. Algo así como el cristal ahumado
para observar los eclipses de sol. Dado el panorama que tenemos delante, una
mirada sin protección no entendería nada, puesto que lo que aparece es una
realidad ‘irreal’ que habla un idioma incomprensible, una abstrusa logomaquia,
un parloteo inventado expresamente para oscurecer y ocultar. Por tanto, para entender, debemos dotarnos de alguna herramienta ad hoc; si no es así,
estaremos perdidos. Dicho de otro modo: ver un telediario convencional no sirve
de nada; al contrario, lo desenfoca todo, lo escamotea de un modo u otro. No
estábamos preparados para esto. Para tanto esto. Valle-Inclán se sirvió del
esperpento (Goya) para reflejar la realidad política y social de entonces (período de entreguerras). Lo
formula así: “Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el
Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse en una
estética sistemáticamente deformada”, asegura Max Estrella en Luces
de bohemia. Cien años después, lo grotesco vuelve a ser norma con excesiva
frecuencia, y, entre otros desórdenes, a las víctimas desahuciadas se les tilda de ‘violentas’ (¡nada
menos!) por quienes, en el mejor de los casos, miran con displicencia hacia
otro lado. Claro que a estos también hay que entenderlos
y ponerse en su lugar: entiéndaseme, ‘es que esa gente ruidosa y ordinaria ya
no le deja a uno ni embocar tranquilamente un hoyo en el club, o disfrutar como
Dios manda de un dry martini mientras en la tierra batida se está produciendo
un incomparable passing shot. Se
están perdiendo las formas. Lástima’. Lo sé, hago un uso deliberado y 'torticero' de la
demagogia para hacer inteligible algo, al menos algo, de lo que
anda suelto por ahí. Se me dirá: ‘bien, vamos a dar por bueno que así fueran
las cosas, pero... ¿qué propones? Porque la gente como tú, mucho bla-bla-blá y
luego todo queda en na-de-ná.’ Vale, de acuerdo, lo admito. Con dudas, con
reparos, propongo adoptar como fuente de información El Jueves, ‘la revista que sale los miércoles’. Y El Intermedio, de El Gran Wyoming (en La 6ª, de lunes a jueves a las 21.30 h.),
para que, en efecto, después de las noticias nos enteremos de la verdad. Y
sobre todo, propongo ver cada día (mejor a primera hora) la viñeta de El Roto. No sé si existe ya, pero, en el caso de que todavía nadie
haya tomado la iniciativa, estoy pensando crear un club de amigos de El Roto, o
cosa semejante. Aunque ya sé que él lo rechazaría con un sarcasmo feroz, cruel
incluso. Me lo tendría merecido. Por listo.
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