viernes, 25 de abril de 2014

desaparecido en facebook

     Llevo una semana desaparecido en Facebook. No hay noticia ni rastro de mí en todos estos días. No he publicado nada, ni he compartido nada. Tampoco he sido mencionado, salvo en una ocasión, y aun en este caso fue para que alguien dejara constancia de que la noche del viernes 18 no estuve allí donde se me esperaba. De Bob Dylan se ha dicho que tiene el don de no aparecer nunca donde todo el mundo espera que aparezca. En la película de Michael Mann Enemigos públicos hay una escena memorable en la que Dillinger -el legendario atracador de bancos, interpretado por Johnny Depp- pone a prueba nuestro corazón al introducirse en la boca del lobo: mientras toda la policía de Chicago ha salido en su busca, él entra por su pie en la comisaría semidesierta, observa sus propias fotos y recortes de prensa clavados en el tablón, curiosea entre las mesas, se acerca a un grupo de agentes que están siguiendo el operativo montado para darle caza. Pero Dillinger se sabe allí invisible, porque es precisamente allí donde nadie le espera. Tras la visita, sale del edificio y avanza despacio, como una sombra, a través de un nido de polis armados hasta los dientes que le reconocerían incluso en sueños. Y sin embargo, no lo ven, no lo ven... ¿Acaso hay algo más tentador que ser el hombre invisible? Pues como un pequeño Dillinger me he sentido estos días entrando impunemente en Facebook cuando nadie, o casi, se hallaba conectado. A la mañana siguiente, cualquiera habrá podido enterarse de que hace seis horas yo he estado allí. Aunque confieso que también he hecho fugaces visitas en momentos de aforo completo, de prime time, pero siempre en brevísimas acciones en las que mi presencia no llega a ser advertida en medio de la multitud. Es como cuando la llamada telefónica intervenida por el FBI se corta justo antes de que pueda ser localizada. Dillinger presumía ante la prensa de solo necesitar "un minuto y cuarenta segundos" para atracar un banco. Durante estos días en fuga, yo he tardado apenas la cuarta parte, 25", en ver qué había de nuevo por ahí y quién se hallaba alerta en fb. Me pregunto por qué será que me atrae tanto la idea de desaparecer por un tiempo, de ser declarado 'en paradero desconocido'. Paradero Desconocido es una latitud variable en el mapamundi, un lugar de acogida, un territorio exento, un salvoconducto irrestricto, una patria provisional para los exiliados, expatriados, excomulgados...  Sí, me he declarado virtualmente en paradero desconocido. Al menos por una semana. "¿Adónde van los desaparecidos?" se preguntaba Rubén Blades en una canción inquietante, aunque aquellas eran unas desapariciones forzosas, criminales, no conviene olvidarlo. Las mías son meras travesuras, juegos, divertimentos. Me gustaría que algunas de mis desapariciones resultaran tan perfectas como aquellos misteriosos once días en que Agatha Christie estuvo desaparecida, y de los que no hay constancia, ni siquiera indicio de que se hallara en lugar alguno. Me conformo con eso: once días, once semanas o meses... Once minutos de los que nadie sepa nunca dónde estuve, qué hice, en qué pensé.

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