Descrédito y deserción es
el título del artículo publicado en El País Semanal del pasado domingo 17 por
Javier Marías. En él reflexiona el autor sobre lo sucedido durante la última
etapa en TVE. En síntesis: los informativos de la televisión pública regresan
sin prisa pero sin pausa al ‘modelo Urdazi’, pasando previamente por la ‘fase
Buruaga’, no sé si me explico. Marías constata que los telediarios de TVE “ocultan
y escamotean o minimizan, de manera escandalosa, cuanto no conviene o agrada al
Gobierno.” Doy por hecho que esto sigue siendo así, pero no me he molestado en verificarlo de manera continuada: hace algún tiempo que en mi casa dejamos de ver los telediarios de
la Primera, salvo cuando ese mismo día o la víspera ha habido una manifestación
masiva contraria a las políticas del Gobierno. Y es entonces cuando ponemos el Telediario de las 15 h. y hacemos pronósticos: “¿A que no aparece antes del minuto 35?” “¿A
que no lo sacan en los titulares de cabecera?” Cuando llegamos al postre
dominical, y la manifestación multitudinaria sigue sin aparecer, nos reímos de aquella manera y
hacemos bromas acerca de lo atinado de nuestros pronósticos. Y cambiamos de
canal, a ver si llegamos a tiempo para ver los goles de Cristiano. Es triste.
Es indignante. Pero no sorprendente. Si cambiaron por decreto-ley la elección
de la cúpula directiva de RTVE, fue precisamente para conseguir esto que ahora vemos, y no otra cosa. Es obvio que lo
hicieron para tener la potestad de nombrar presidente a “uno de los nuestros”,
y, claro está, poner de director de informativos a un hombre de-toda-confianza, procedente de nada menos que TeleMadrid. O sea, como premio por el éxito obtenido en TeleEspe
–ruina moral y ruina económica: hace años que no la ve nadie–, te ascendemos a
la dirección de informativos de TVE. En consecuencia, es de prever que el deterioro y la sangría
de espectadores de la televisión de todos continúe imparable. Y así hasta que, siguiendo el modelo experimentado con éxito en TeleMadrid, tengan que decir –como sospecha Marías– que la televisión pública no es rentable ni viable, y no quede más remedio que ‘externalizarla’, dejándola en manos de
algún grupo de ‘emprendedores’ de toda confianza, etc, etc. Bueno, en realidad,
he de confesar que aquí, en esta casa, el único informativo que seguimos a
diario y que goza de nuestra plena credibilidad es El Intermedio, el programa que dirige y presenta el Gran Wyoming. Su lema es: “Ya conocen las noticias; ahora, les contaremos la verdad.” Y así están las cosas,
amiguitos del alma.
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